En 1992 se comenzó a filmar una película sobre Santiago, el mayordomo en la casa de su niñez que dejó una huella indeleble en la familia. Santiago era un hombre culto que, además de su trabajo, produce unas 60.000 páginas de documentación de historias de su entorno, así como cuentos de estilo de vida aristocrático, incluido el de la casa en la que se sirvió.
Pero nunca terminó de editarla, trece años después se reencontró con esas tomas y decidió retomar la película, como parte de una búsqueda por encontrarse a sí mismo en el presente mientras revisaba su historia.
A través de su personal voz en off, Salles arroja luz sobre su familia y la infancia, y sobre las razones por qué la película tomó 13 años para completar. El resultado es un mosaico elegante con dos narraciones paralelas, que trata de temas universales como la memoria, la identidad y realización de documentales. “Estaba en un momento difícil, con muchas dudas y quería contarme a mí mismo mi pasado. Yo soy un documentalista accidental, me formé en economía, no pasaba por mi cabeza hacer películas. No sabía si quería hacerlo o no, y ahí salió ‘Santiago’. Volver a ese material que casi me había olvidado que existía… Pensé que si volvía a pensar en él, en mi infancia, mi familia, mi juventud, mi profesión, podría ayudarme a organizarme”, confesó.
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